miércoles, 5 de octubre de 2011

Un pequeño homenaje a Stephen Jay Gould

Hola amigos,

La semana pasada estrené la nueva web de amazon en España: http://www.amazon.es/. Yo soy habitual usuario de la tienda original, la de EEUU, pero quería comprobar qué tal funciona la versión española. Como resultado acabé comprando dos libros de Stephen Jay Gould (uno de los cuales ya tengo, como he descubierto después) y la serie documental Así se hizo la Tierra, altamente recomendable y de la que quizá hablemos otro día. Y aprovechando la ocasión, voy a hacer una pequeña semblanza y rendir homenaje a ese gran científico y divulgador que fue Gould.

Stephen Jay Gould nació en Nueva York el 10 de septiembre de 1941 y murió a causa de un cáncer el 20 de mayo de 2002. Dedicó su vida a la paleontología y la bilogía evolutiva, llegando a ser uno de los científicos más destacados de su generación. Al igual que ocurrió con Carl Sagan, otro de mis héroes científicos, la enfermedad se lo llevó cuando tenía por delante muchos años de trabajo y servicio a la sociedad (mientras que muchos miserables y canallas se aferran a la vida con uñas y dientes y apuran hasta el fin sus días haciendo daño a sus congéneres. No es preciso dar ejemplos, seguro que nos vienen a la mente muchos).


S. Gould. Fotografía de K. Chapman

Del mismo modo que Carl Sagan, dedicó grandes esfuerzos a la divulgación de la Ciencia. En este ámbito su lema fue el siguiente: para acercar la Ciencia al público general hay que simplificar el lenguaje eliminando toda la jerga profesional, pero en ningún caso simplificar los conceptos. Siguiendo este espíritu publicó durante años artículos dedicados a la biología y la evolución en la revista Natural History. Sus principales obras de divulgación son selecciones de estos artículos recopilados en libros como: 'Ocho cerditos', 'Las piedras falaces de Marrakech', ' El pulgar del panda', 'La sonrisa del flamenco' y muchos otros (podéis encontrar la relación completa en la entrada de la Wikipedia sobre Gould). Como leí en cierta ocasión, se puede aprender más biología en los artículos de Gould que en muchos cursos universitarios. No perdáis la ocasión de leer su obra de divulgación: os aseguro que os atrapará desde el primer momento y os proporcionará horas y horas de deleite.

¿Por qué admiro a Gould? Vayamos por partes:

En primer lugar por su aprecio por el conocimiento y su necesidad de divulgarlo. En todos sus escritos se percibe ese afán por aprender, esa curiosidad por todas las cosas, perteneciesen a su ámbito profesional o no.

En segundo lugar por su capacidad de conectar hechos aparentemente distantes. En muchos de sus artículos una anécdota, por ejemplo sobre sobre béisbol (del que era un gran aficionado) o sobre la arquitectura de la Catedral de San Marcos, en Venecia,  sirve de punto de partida para desarrollar un concepto en biología evolutiva. Este hombre extraordinario poseía un ámbito de conocimientos e inquietudes muy amplio por lo que sus escritos guardan, en muchas ocasiones agradables sorpresas, ya que pueden versar sobre humanismo, arquitecturas clásica, historia de la ciencia...



En tercer lugar porque era un pensador original. Sus ideas, tanto cuando acababan imponiéndose (como en el caso de la Teoría del equilibrio puntuado, que desarrolló junto con N. Eldredge) como cuando no (como la tesis expuesta en 'La vida maravillosa', otro libro que no debéis dejar de leer si os interesa la teoría evolutiva y su desarrollo actual), siempre adoptan una perspectiva diferente para interpretar la realidad y han servido para motivar una oleada de revisión crítica de cuestiones que parecían asentadas en el consenso mayoritario. En este sentido hay que recordar su apoyo entusiasta desde el primer momento a la teoría del impacto meteórico del final del Cretácico que supuso la puntilla para los dinosaurios.

Y un último lugar, admiro a Gould porque sus escritos me han permitido abrir los ojos a una nueva forma de entender la realidad más allá de verdades autoevidentes (las más peligrosas) como por ejemplo: la escala del ser, el progreso continuo en la evolución desde lo aparentemente simple (las bacterias) a lo más complejo (el ser humano), la superioridad del Hombre sobre el resto de criaturas. Gould siempre rechazó la aproximación absoluta a la realidad con teorías excluyentes, poniendo de relieve que, por alguna razón, el cerebro humano tiende a afrontar los problemas dividiendo todo en dos categorías extremas contrapuestas. Frente a ello, simpre defendió que las cuestiones complejas no tienen soluciones simples sino que ideas aparentemente enfrentadas tienen cada una su ámbito de validez (aunque sea pequeño) para constituir un todo coherente y armónico.

No sé si habré conseguido mi objetivo, que no es otro que atraeros a Gould y su obra a través de mi pequeño homenaje. En cualquier caso os recomiendo encarecidamente que probéis a leer, por ejemplo, Ocho cerditos y La vida maravillosa. Os aseguro que no os defraudarán.


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